domingo, 21 de marzo de 2010

consumo de drogas en la mujer y concepto de "genero"


Un aspecto del consumo de alcohol en la mujer a través de la historia de la humanidad.
Desde tiempo inmemorial el consumo de drogas y sobre todo de alcohol ha sido prohibitivo para el sexo femenino. Se tiene como punto e referencia el Primer Libro de Samuel en que narra los sucesivos episodios de embriaguez de Hannah y el aspecto lastimoso y “denigrante” en que en consecuencia se presentaba en las calles y sinagogas de la ciudad. En uno de sus acápites enuncia:
“..siendo los caldos de la uva una sustancia muy agradable, pero a la vez seductora y peligrosa para la mujer de la cual no pueden sustraerse muchas por su debilidad de ser mujer y necesitan continuar bebiendo de esta sustancia por horas y hasta días, es que quedan prohibidas las mujeres de la tribu de Hannah el beber de este placer mundano...”
Por ello Elí, le ordenó que no bebiera alcohol nunca más en su vida, lo cual recomendó posteriormente a las demás mujeres de la casta. Esta determinación concluyo siendo extensivo a todas las mujeres de la ciudad.

En el código de Hammurabi en una de sus cláusulas refiere,
“el jugo de uva o los caldos de cebada que producen embriaguez en el hombre no deben de ser bebidos por mujeres por cuanto son seres más débiles en perder el control de su cuerpo y de su espíritu y ocasiona grande daño a ellas y a sus familias…”.

En las diversas religiones, sectas y castas el consumo del alcohol en la mujer era restringido. En la fundación de Roma, al instituirse la Ley de Rómulo, se enunciaba:
“…las mujeres que se les encontrara bebiendo o en su defecto bajo los efectos de las bebidas fermentadas sean estas de frutas o de la cebada, recibirán castigos drásticos e inclusive la muerte, por que las mujeres bajo sus efectos tienen pérdida del control de sus actos y generan violencia que desencadenan en la mayoría de los casos en hechos de sexo y desenfreno... La mujer que fuera observada por hasta 05 personas en estado de embriaguez será merecedora de perder la vida sin interesar su estado o condición social... “

En el Libro de los israelitas el Talmud, el consumo de alcohol también estuvo controlado para la mujer más no prohibido. El concepto era que los efectos de dicha sustancia tornaba promiscua a la mujer por cuanto no tenía bajo sus efectos el control de sus actos siendo por ese tiempo la honra y la honestidad uno de los aspectos más importante de los valores morales.

El Talmud se constituía entonces en uno de los dispositivos socio/religiosos más importantes para fomentar dicho control enunciando en una de sus partes que:


“…01 copa de vino para la mujer es buena; 02 copas son degradantes; 03 copas la inducen a realizar actos inmorales; 04 copas, mediante actos punibles la hacen perder su respeto social y la vergüenza personal; 05 copas merece ser expulsada de la familia”...

Durante los ritos que las sacerdotisas ofrecían a los dioses de la antigüedad, podían consumir una serie de sustancias estando entre ellas, el alcohol, no obstante otras mujeres no gozaban del mismo privilegio o condescendencia y les era proscrito dicho uso.

Breve análisis del concepto de “genero” en el problema derivado de las drogas

En el decurso de la historia el uso de esta sustancia ha tenido una tendencia a privilegiar mas al varón sin embargo el consumo del alcohol en mujeres ha ido en aumento a través del desarrollo de la humanidad y eso debido a una multicausalidad de factores sobre todo en la tendencia de ganar independencia socio/económica renunciando al rol que por antonomasia la historia de la humanidad les venía determinando.

Esto la ha expuesto a los riesgos psico/sociales (enfermedades psicosomáticas, ansiedad, depresión, conflictos intrapsíquicos, interpersonales, intergrupales, etc) que el varón ha venido enfrentando e intentado manejar desde hace muchos años y a los mecanismos adecuados e inadecuados que este ha utilizado para controlarlos y extinguirlos.

Si a esto le agregamos el stress individual, (en sus dos modalidades el eutress y el distress) la presión social, la inestabilidad económica, “pelear’ y disputar, el espacio social que el varón se resiste a abandonar para “cederlo” a la mujer, bajo la perpetuación del enfoque de género, etc. hace que se generen en ella sentimientos de angustia, impotencia, frustración y agresividad pertenecientes a un episodio transitorio hacia el lugar y sitial que le corresponde, en rumbo a un rompimiento de las relaciones de dependencia mujer-varón.

Uno de los aspectos inadecuados de manejar este tipo de factores de riesgo de parte del varón y que se ha perpetuado por tiempo indefinido y que en la mujer se vislumbra como un riesgo relevante, es el consumo de sustancias psicoactivas estando entre ellas de manera prevalente el uso de alcohol


Pero no solamente la presencia de las drogas afectan a la mujer desde el punto de vista del consumo sino que gran cantidad de mujeres están presas en centros de reclusión o prisiones por que han ingresado como “burriers” o transportadoras de drogas, a bandas de traficantes de drogas pagando con su libertad esta antisocial conducta.

En la actualidad no existen drogas que sean tipificadas o utilizadas según el enfoque de género, dado que tanto el varón como la mujer están expuestos por igual en una sociedad moderna tan controvertida, globalizada y altamente competitiva. Las drogas por lo tanto tienen presencia tanto el varón como la mujer en los estudios epidemiológicos que bajo este tópico se realizan en los marcos nacionales e internacionales. No obstante existen ciertas tendencias que hacen que tanto el varón como la mujer consuman cierto tipo de drogas o una mayor cantidad de ellas debido a patrones de uso o propiedades farmacológicas de las mismas.

Fundamentados en las características propias de la estructura física de la mujer y en ciertas creencias, los diversos grupos humanos a través de su cultura han establecido, ciertos comportamientos, roles y mores fijos llegando al extremo de presentar en algunos casos cierta rigidez referente a, cómo es y “debe” de ser la conducta del varón y cual la de la mujer, esto agregado al comportamiento de ellos en los diversas responsabilidades que la vida les impone.


A esto se refiere las diferenciaciones que comporta el ser padre o madre, hijo o hija, esposo o esposa, con criterios de valor, status, jerarquía y hasta un otorgamiento de “poder psicológico, social y hasta administrativo” el cual es diferenciado en cada uno de ellos y que sirven de modelo desde edades tempranas. Esto va moldeando y modelando en niños y niñas su sistema de conductas e ideativo durante el proceso de socialización que ellos comportan.

Los valores que se difunden y forman en el hogar a través de los patrones de crianza, los modelos de varón/mujer, los diversos mensajes que a diario se reciben en la infancia y la expectativa acerca de los roles sexuales que desempeñarán cuando adultos, todos ellos con determinada caracterización, hacen que en la mayoría de las sociedades occidentales y también no pocas orientales, una persona al llegar a la vida adulta se auto perciba con especificas limitaciones, deseos, capacidades y posibilidades. Esta caracterización se origina por el perfil psicosocial de una cultura intencionadamente “masculinizante”.

Uno de los enfoques que a diario se difunde - y percibe - es el de la “cognitividad/emotividad de género”, el cual define de manera estereotipada a la mujer como un ser predominantemente emotivo, y por ende débil, pasivo, dependiente e “irracional”, caso contrario según este enfoque se le considera al hombre como un ser predominantemente “racional”, independiente, con capacidad y solvencia en la toma de decisiones, responsable de la iniciativa sexual en el emparejamiento y con mayor capacidad de éxito en la vida.

En base a este sistema ideativo el concepto varón/mujer no posee similar jerarquía, ni tampoco una similar valoración como tales. Estas conceptualizaciones influyen en la forma en que ambos enfrentan las diversas dificultades que la vida diaria les impone movilizando sus recursos con que se les implementó en su proceso de socialización en edades tempranas. Esto tiene que ver con los mecanismos de adaptación los cuales están incursos en la salud mental y física del individuo. Uno de los “mecanismos de adaptación” para algunas mujeres viene a ser el uso de drogas tanto legales como ilegales.

Si es que no se toman en cuenta los elementos anteriormente enunciados y se abstienen de realizar un análisis integral a este tópico, es decir psicosocial, o psicocultural, se estaría haciendo metafísica en este importante asunto y por lo tanto fraccionando el problema derivado del consumo de drogas en la mujer, creyendo que su consumo únicamente se refiere a una “patología individual” donde el concepto “mujer” está excluido.

r.v.

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