domingo, 21 de marzo de 2010

CONDUCTA ADICTIVA A LAS RELACIONES COITALES


INTRODUCCION
Podría decirse que -sin ser hegemónicas- existen cierto grupo de adicciones a las Actividades que se presentan con mayor frecuencia en determinado género vgr. en las poblaciones femeninas las adicciones a la limpieza y al gasto son mayoritarias comparativamente con los varones.
En estos últimos las adicciones a las relaciones coitales (mujeriegos) es lo más generalizado, caracterizado por establecer vínculos sexuales de manera simultánea o alterna sin existir preferencia por un modelo especial de mujer, causando perjuicios en su relación de pareja -si la tiene- (Jeffirs, 1985). Podría decirse que este tipo de adicciones es favorecido por los diversos mecanismos culturales de la sociedad, la cual muestra cierta permisividad con la relación extramarital, paralela o alterna del varón.

No obstante, es crítica y punitiva con la conducta sexual informal de la mujer. Una relación de infidelidad en la mujer puede ser decisiva y marcar al hombre de manera irreversible e intensa lo cual puede ser recordado sobre todo en los momentos de embriaguez alcohólica o en sus fases de melancolía, no en vano los boleros cantineros, baladas, y muchos valses peruanos tangos, pasillos, huaynos, yaravíes, etc. se pueden identificar en cuanto a su contenido en tres grandes rubros:

A) Cantar al amor muerto.
B) Cantar al amor no correspondido, y
C) Cantar al amor infiel.

Perfil clínico del adicto a las relaciones coitales.
Este tipo de persona no puede mantener una relación amical armónica y estable con el sexo opuesto por que no ha aprendido a manifestar ni a sentir el sentimiento de amistad heterosexual. Esto significa que ante el inicio de una nueva relación amical con el sexo opuesto, inmediatamente «erotiza» dicha relación promoviendo o proponiendo una relación coital. En este tipo de relación con la ocasional pareja no media afecto alguno y por lo general tampoco intercambio de dinero.

En las familias constituidas por el padre adicto a las relaciones coitales el surgimiento o el descubrimiento de hermanos o hijos dispersos fuera del hogar y en diferente pareja es lo usual.

Cuando este tipo de adicto inicia algún tipo de relación heterosexual con un amigo o amiga, -la cual erotizan de manera pronta- siente euforia (definiendo ésta, como la vivencia de una intensa e irrefrenable alegría), involucrándose en una relación tortuosa, pudiendo abandonar a su familia formal o a su pareja en un determinado momento «de arrebato» y desaparecer de sus vidas.

Transcurrido algún tiempo puede retornar donde la esposa y solicitarle perdón, la cual acepta, para reiniciar otra etapa de su vida de pareja. Es común esta “nueva etapa matrimonial” iniciarla con el embarazo de la esposa y la llegada de un nuevo hijo que es consecuencia de «la reconciliación».

El adicto al sexo (relaciones coitales) generalmente está unido (o casado) con una mujer que ha desarrollado una adicción a las personas mediante un vínculo de pareja y/o a la vez una co-adicción. Ello explica el porqué la caracterizaci0n de este tipo de relacion y la duracion prolongada
con este tipo de adicto.

Existen casos de mujeres que después de haber convivido con un adicto al sexo con quien a la vez desarrollan una co-adicción o una adicción mediante vínculo de pareja, durante más de 10 años y con varios hijos en su haber, deciden separarse.

La explicación suele ser la recanalización de su adicción, orientándola ahora a un familiar próximo o a su propio hijo quien sustituye al esposo. Familiar al cual brinda sobreprotección e intentos de controlarle la conducta o manejarle su vida.

El rol que hasta poco tiempo ejercía con el esposo referente al cuidado excesivo, sacarlo de los problemas en los cuales se involucraba, planificarle su vida, soportarle sus irregularidades y su conducta infiel ahora nuevamente los reproduce con el nuevo sustituto. El hijo de quien suele tornarse adicta la esposa suele ser una persona con ciertos problemas de conducta, o déficits en su comportamiento, como ser irresponsable, significativamente distraído o de manera incipiente estar desarrollando alguna adicción (Jewett, 1982).

El adicto a las relaciones coitales generalmente suele coleccionar material sexo-gráfico (revistas, videos, fotos, o ropa interior de sus ocasionales amantes). En una determinada etapa de su vida la conducta masturbatoria es bastante intensa y frecuente y a veces la alternan en la época de la adultez madura con las relaciones coitales

A este tipo de personajes la comunidad los tipifica de manera doméstica como “mujeriego”[a veces equivocadamente, porque no todo “mujeriego es adicto al sexo”] Y dependiendo de la edad en que estén, si son de edad avanzada la calificación es de «viejos verdes». En la población femenina este mismo comportamiento en la época de la adultez madura o añosa es llamada: «mujeres: rabo verde».

Cierto grupo de adictos a las relaciones coitales pueden presentar hacia su pareja formal marcadas conductas de celotipia con prohibiciones explícitas para las salidas de casa, reuniones sociales o relaciones con el sexo opuesto. Otro grupo se muestran permisivos, laxos en cautelar su relación de manera tal que hasta pueden presentar actitudes que llegan a favorecer el surgimiento de una infidelidad en la pareja, actitud que reduce su disonancia cognitivo-afectiva sintiendo menor culpa o responsabilidad por el sufrimiento y la congoja que su conducta adictiva pueda causarle a ella.

Con el transcurrir del tiempo este tipo de adictos se tornan marcadamente indolentes, invasivos de las relaciones humanas, de conducta expansiva, egoístas, con déficit en la postergación del placer sensorial, hedonistas, con pobres metas altruistas, excesivo cuidado de su persona, pensamientos de contenido erótico permanente, fantasías sexuales persistentes. Referente a su alimentación, predomina en ellos la ingesta de pescado y mariscos bajo la certidumbre que les mantiene y afirma el vigor sexual, este tipo de comidas las alternan con cerveza negra o vino oporto que beben con igual objetivo (Vacca 1996, White, 1996).

Consecuencias.
La actividad sexual intensa, modifica la cantidad y función de los neurotransmisores promoviendo conductas que perjudican su salud, y sistema de comportamientos que los aleja y conflictúa con su familia, amigos, trabajo, etc. logrando en ciertos momentos perder el control sobre sí mismo.

Esta caracterización es progresiva: desde la preocupación excesiva por iniciar o mantener relaciones coitales constantes con mujeres de manera alterna o sucesiva hasta la ritualización de conductas heterosexuales que lo conducen a la desesperación. Si bien es cierto que es mayoritaria la población masculina afectada por esta adicción, no se excluye de ninguna manera al sexo femenino cuyas páginas en la historia de la humanidad presentan elocuentes personajes de florida y profusa sintomatología.
r.v.

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